La Cabina

Hace unos días fui a Veracruz a visitar a mi familia y me encontré un pequeño pedazo de mi historia que no creí que aún existiera.

Cuando tenía unos 14 años, en una plaza comercial existía un «micro estudio de grabación» llamado La Cabina. Se trataba de un espacio diminuto con un micrófono, una pantalla de karaoke y una cabinita de mezcla habitada por un sujeto medianamente capacitado para grabar tu voz sobre una pista de karaoke de alguna canción a escoger de su catálogo.

«Grabando tus sueños», versaba el slogan. Cuando la vi, obviamente supe que NECESITABA meterme a grabar mis sueños. Mi papá lo financió, y yo fui muy feliz interpretando Antología de Shakira y Por qué te vas de Jeanette. Cuando menos eso era lo que recordaba.

Supongo que mi mamá encontró el susodicho disco que estuvo perdido por más de diez años en algún rincón de la casa, y lo puso a la vista, donde pudiera acordarse de escucharlo un día de estos. En cuanto llegué a la casa lo vi dispuesto sobre una mesa y, en cuanto me subí a un auto, lo puse para escucharlo (no hay ningún reproductor de discos en casa).

La primera pista era Antología y no me sorprendió lo graciosa que me resultó mi voz. Voz de niña pequeña sin una remota idea de cómo afinar una nota o cantar medianamente bien. Caso perdido, pero parte de mi historia al fin. Lo atesoré, como lo he hecho siempre.

Lo sorprendente fue que después de esa pista no siguió Por qué te vas, como yo esperaba. En cambio, comenzaron a sonar unos acordes mal tocados en guitarra que reconocí al instante. Seguramente me vi muy sorprendida, porque todos en el auto me preguntaron qué pasaba. Era la primera canción que compuse. ERA YO TOCANDO Y CANTANDO MI PRIMERA CANCIÓN. No recordaba haber grabado eso, y estaba 100% segura de que no existía registro sonoro de esa pieza titulada Por qué no estás aquí.

Me abracé con el pensamiento y disfruté cada sonido que salió de las bocinas.

Terminando esa pista, tampoco siguió Por qué te vas de Jeanette. Era yo, de nuevo, tocando y cantando la segunda canción que compuse en mi vida. Otra oportunidad, se llama ese otro tesoro que encontré.

Lógicamente las composiciones se perciben primerizas, inocentes, justo lo que se esperaría escuchar de una niña de 14 años que juega a ser compositora; pero me hizo recordarme a mí misma, viviendo con intensidad cada palabra que escribía.

Han pasado más de 13 años desde que escribí mi primera canción. Pronto, habré vivido más años componiendo que los que viví sin componer. Qué afortunada me siento.

Me emocioné mucho de pensar que, esa pequeña Karmen que comenzaba a intentar hacer canciones, estaría muy orgullosa de quien es ahora. Creo que esa Carmelita estaría tan emocionada como lo está hoy KarmenConKa. Y eso me hace feliz. Serme fiel me hace feliz. Y todo alrededor se ha alineado para que siga por este camino. Qué agradecida me siento ahora con mis padres que aguantaron todas mis locuras y toda mi sensibilidad desde siempre.

Oye, Carmelita, algún día seremos gigantes.

K.

fullsizerender

3 comentarios sobre “La Cabina

Deja un comentario